domingo, 9 de junio de 2013

Mi Amor

Mis primeros recuerdos de mi amado Club Atlético Independiente datan de la temporada 1988/1989 con 4 años de edad mi viejo me compró toda la pilcha del Rojo, aquella famosa camiseta con la publicidad Mita, también ese año hubo 2 cosas por la cual ya empecé a sentir esta pasión inexplicable que me tiene hoy llorando de la cabeza a los pies una de ellas es cuando con mi padre hincha fanático del rojo y mi tío de Boca estábamos en la famosa galería Jardín de la calle Florida y con los goles del Bocha y Alfaro Moreno en la Bombonera alcanzamos la punta. También tengo presente cuando dimos la vuelta con Deportivo Armenio y cuando mi viejo que por ese entonces seguía al diablo por todos lados fue a aquella recordada final de la Supercopa de 1989 que perdimos y mientras él lo sufría en vivo, yo me angustiaba por la tele (fue una de las cosas que más me afectaron en mi niñez junto a la muerte de mi ídolo Freddie Mercury un 24 de noviembre de 1991 mismo día que once años después iba a llorar pero de emoción cuando Lucas Pusineri faltando tres minutos para terminar el encuentro nos regalaba nuestro último título local).

La primera vez que mi viejo me llevó a la cancha fue a la Copa de Oro de Mar del Plata en un partido que jugamos contra el Racing de Rubén Paz en el verano de 1991 y perdimos 2 a 1. Por ese entonces debutaba un joven Daniel Garnero que tres años después me iba a dar una de las mayores alegrías de mi vida viendo a mi equipo campeón en 1994 en la última fecha frente al Huracán de Héctor Cuper.

Luego la segunda vez que fui a un encuentro y la primera vez que pise la Doble Visera fue en 1992 en un empate con Gimnasia y Esgrima de la Plata 1 a 1 la tercera fue en 1993 un 1 a 1 con Argentinos Juniors en el estadio de Ferro con una descomunal actuación de Gustavo López.

La cuarta vez fue algo inolvidable, mi abuela que hoy vive en Mar del Plata residía en el mismo departamento que hoy habito con mi padre y mi perro Golden Cassius, esa mañana soleada de Agosto de 1994 partimos al estadio temprano con el colectivo 24 que pasa por Avenida Corrientes y Callao y el bondi ya era una fiesta, ni les cuento cuando llegamos al Infierno y mojaron Rambert, Garnero, Rambert con complicidad de Couceiro  y el Tigre Gareca para completar fiesta, goleada y campeonato con el clásico Paladar Negro que siempre nos caracterizó a los hinchas de Independiente.

Ese mismo año empezaba el sueño llamado Supercopa y me vi todos los partidos, mi viejo fue a la final con Boca y yo presencie los dos partidos en mi casa, en la vuelta llegué promediando el segundo tiempo porque se jugaron las dos finales un día de semana y los canales de la TV Abierta dieron los dos partidos en diferido, pero mientras estaba llegando a mi departamento de Villa Celina con el micro escolar de Julio recuerdo que en la radio se escuchó un GOLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLL y cuando dijo de Independiente, Rambert abrí la ventanilla y grite con toda mi fuerza hasta quedarme disfónico, una vez en casa sufrí los últimos minutos hasta que La Molina pito el final y ahí fue toda alegría y festejo en un barrio donde mis amigos en su mayoría (que por suerte no veo más) eran de Boca y Racing.

Luego volví a ir a la cancha en 1996 y en 1997 ambos partidos le ganamos a Boca por la Copa de Oro de Mar del Plata por 3 a 1. El equipo de finales de 96 y primera parte del 97 era una máquina de jugar bien al fútbol nunca había visto algo igual era puro tiki-tiki y sufrí mucho cuando el innombrable de Héctor Grondona lo desarmó fechas antes de que seamos campeones.

Regrese a los estadios una fatídica noche de 1999 que casi pierdo un ojo cuando un barra brava de Independiente lanzo un pedazo de cascote gigante al colectivo y me impacto cerca del ojo izquierdo dejándome una profunda cicatriz, yo tenía 14 años, mi hermano 10 y estábamos con mi padre cuando sucedió ese horrendo episodio que me alejo de las canchas por 3 años.

Volví en el 2002 y de las 19 fechas que fuimos campeones fui 11 con el recuerdo inolvidable que el 24 de Noviembre del 2002 (mismo día que falleció mi ídolo Freddie Mercury pero en 1991) Lucas Pusineri me iba a hacer llorar y gritar el gol que más festejé en mi vida. A la otra semana íbamos a dar la vuelta en cancha de San Lorenzo y sería puro jolgorio.

De ahí en más seguí yendo siempre a la cancha pero con más presencia del 2009 hacia la fecha porque hubo una etapa que me tuve que alejar porque no pode abonar mi cuota de socio pero ese año me puse al día y volví sin cesar presenciando en el 2010 todos los partidos de locales de la Copa Sudamericana desde la era Garnero hasta la coronación con el Turco Antonio Mohamed.

Nunca voy a olvidar las largas colas que me comí en el partido de vuelta con la Liga de Quito en la sede de Boyacá y la de la final con el Goias en el estadio, llegamos con mi hermano a las cinco de la mañana y recién nos fuimos a la una de la tarde.

Más allá de estar destrozado con este presente futbolístico e institucional del club estoy con la frente en alta porque fuimos lo más grandes del siglo XX y aun hoy somos los más coperos de América.

 Aquel que no entiende este sentimiento que se ahorre comentarios y evite gastadas porque lo único que obtendrá de mi es violencia e ignorancia porque lo que amo a Independiente no tiene precio y como estuve en las buenas, ahora en las malas estaré mucho más.